Cuaderno de reflexiones matinales: Cuando el hombre olvida quién es, comienza a temerse a sí mismo. Pero cuando recuerda, se convierte en flor que no hiere al florecer.

Cuando el hombre olvida quién es, comienza a temerse a sí mismo. Pero cuando recuerda, se convierte en flor que no hiere al florecer.

Hay en nosotros, criaturas de la tierra y del tiempo, un don olvidado —
no solo el don de sentir, de reaccionar como lo hacen los animales,
sino de tomar conciencia de lo que sentimos.
De mirar el propio deseo con ojos abiertos,
y de reconocer, sin miedo,
el llamado del cuerpo, el clamor del alma,
y la ternura que nos une a los otros seres.

Si el hombre quiere recordar,
recordar su integridad,
su ser pleno — no dividido, no domesticado,
sino entero como un árbol que crece hacia el cielo
sin renegar de la raíz que lo sostiene —
entonces no necesitará temerse a sí mismo.

Porque el hombre que vive con plena conciencia
no es una bestia que deba ser domada,
sino un organismo armónico,
capaz de ternura y firmeza,
de individualidad y convivencia.
Su comportamiento, cuando libre de máscaras,
puede parecer extraño a quienes viven dormidos en la convención —
pero nunca será inhumano.

En tiempos oscuros, como los que ahora vivimos,
la confianza en lo humano parece un acto de locura.
Pero aquel que, aún así, se atreve a sentir profundamente,
se atreve a vivir cada emoción con lucidez,
descubre una nueva forma de equilibrio:
no aquel que suprime el conflicto,
sino el que lo integra con verdad.

No pido que me sigas,
ni que creas en lo que he experimentado.
Solo pido que observes —
con tu propia mirada, con tu propia vida —
si estas palabras tocan algo dentro de ti.

Hay un tiempo para el silencio,
un tiempo para sentir,
y un tiempo para recoger, con manos gentiles,
las ideas que un día parecieron solo sueños
y sembrarlas en el suelo fértil de la práctica diária.

 

Guillermo G González 
Astrologia Psicológica – Terapia Floral 
Tel:+5511 999926642