Luna vacía: Clase de Astrología Psicológica

Tema: La Luna Vacía de Curso — Ritmo, Psique y Silencio

*** El aula está en penumbra, iluminada por una pizarra digital que proyecta el mapa del cielo. Las constelaciones brillan sutilmente. El profesor comienza:

—Queridos alumnos…
Hoy nos adentraremos en uno de los momentos más sutiles e incomprendidos del calendario astrológico: la Luna Vacía de Curso, también conocida como Luna sin dirección o Void of Course Moon.
En los registros clásicos, esta condición se origina cuando la Luna ha realizado su último aspecto mayor con otro planeta antes de abandonar el signo zodiacal en el que se encuentra. Durante este lapso, la Luna no forma nuevos aspectos principales (conjunción, oposición, cuadratura, trígono o sextil) antes de ingresar al siguiente signo.

Esta fase —que puede durar minutos u horas— era observada ya por los astrólogos helenísticos, quienes decían que “nada de lo comenzado bajo esta luna prosperará”. Sin embargo, en el contexto de la astrología moderna y psicológica, su interpretación ha ganado una profundidad más rica.

Liz Greene, por ejemplo, sugiere que este período representa una desconexión entre la conciencia emocional y el acontecer objetivo, lo cual explica por qué las decisiones o actos tomados durante este lapso tienden a diluirse o perderse en el tiempo.

Stephen Arroyo, por su parte, nos recuerda que la Luna simboliza no sólo el cuerpo emocional, sino los patrones automáticos, cíclicos, casi inconscientes de la vida. Cuando está sin curso, ese automatismo entra en suspensión, y la energía psíquica vuelve a su centro de origen.

Alan Leo, precursor de la astrología esotérica, asociaba estos momentos a una puerta para los mundos invisibles: la oportunidad de que la intuición hable más alto que la razón.

Y como bien reflexionaba H. Sasporta, la Luna sin curso nos confronta con lo que no puede ser planificado, con la materia del alma que no cabe en la agenda ni en los horarios del mundo moderno.

Por ello, esta no es una fase para el hacer, sino para el ser.
No es para iniciar, sino para integrar.
No es para controlar, sino para escuchar el silencio entre los eventos.

[Una breve pausa. El maestro observa con delicadeza a sus alumnos, que toman apuntes con intensidad.]

—Así, mis queridos astrólogos en formación, queda claro: cuando la Luna está Vacía, el tiempo cambia de textura. Se vuelve onírico, simbólico, interior. El mundo continúa, pero nosotros, si somos sabios, nos detenemos un poco.

[La campana de la escuela suena suavemente, indicando el fin de la clase. Los estudiantes se levantan. Uno de ellos, sin embargo, permanece en su lugar, con la mirada pensativa.]

Maestro… Se le acerca con gentileza.

—¿Algo te inquieta, muchacho?

El alumno levanta la vista.

—Maestro… comprendo los términos, los aspectos, el momento técnico. Pero… no alcanzo a sentir lo que usted describe. ¿Qué significa realmente “volver al centro del alma”? ¿Cómo se siente estar bajo una Luna Vacía?

El maestro sonríe porque es esa pregunta que lleva al núcleo de la lección del día…

—No todo puede entenderse desde el aula.
Ven. Caminemos por el jardín.
A veces, los astros hablan más fuerte cuando el aire es libre y el corazón abierto.

*** Ambos salen del salón. Bajo los pinos y ciruelos del patio silencioso, comienza el diálogo íntimo entre maestro y discípulo….

Discípulo
—Maestro… he sentido hoy un extraño letargo. Como si el alma flotara sin dirección. Ninguna tarea parece tener peso. ¿Tiene esto relación con los cielos?

Maestro
—Has percibido bien, hijo de las estrellas. Hoy la Luna está Vacía… Un momento entre susurros del tiempo, cuando ella, al concluir un aspecto mayor —una conjunción con Júpiter—, se retira a la quietud antes de entrar en nuevo signo.

—¿Y qué ocurre con nosotros en ese lapso? ¿Nos desconectamos de algo? ¿Nos perdemos?

—No te pierdes, querido. Te recoges.
Durante la Luna Vacía —o Luna fuera de curso, como la llamaba Alan Leo—, la psique queda suspendida. Es como si el alma soltara las riendas del hacer y se hundiera en el mar del ser. Stephen Arroyo decía que es un tiempo en que el inconsciente toma la delantera, y los esfuerzos racionales tienden a disolverse.

—Pero en mi mente aún insisten las obligaciones… ¿No es egoísmo apartarse del mundo, aunque el cielo lo sugiera?

— Egoísmo es ignorar los ciclos que nos sostienen.
¿Recuerdas lo que enseñaba Liz Greene?
“Cuando no honramos los ritmos interiores, la vida nos arrastra con conflictos que podrían haberse evitado con silencio y escucha”.
Durante la Luna Vacía, lo externo se vuelve eco y lo interno, fuente. No es huir del mundo, es escucharlo desde dentro.

—¿Y por qué siento que las cosas no fluyen? ¿Por qué las acciones concretas se tornan inútiles?

—Porque en ese intervalo, el cielo no te acompaña en la dirección del hacer.
H. Sasporta lo decía así:
“El alma no es una fábrica. Es un río invisible que necesita reposo entre mareas”.
Si insistes en remar contra la corriente lunar, te frustras. Pero si te entregas, fluyes.

—Entonces… ¿Qué se debe hacer durante este tiempo?

—Ser.
Contemplar.
Reescribir lo que piensas de ti mismo.
Leer los signos que no aparecen en libros, sino en el latido entre pensamientos.

Te lo diré con versos antiguos, cuartetas del tiempo:

“Mas el Vacío lunar no es castigo,
es tregua suave para el corazón,
un soplo leve, sin meta ni abrigo,
que ofrece descanso sin explicación”.

—¿Y si el mundo me exige acción durante la Luna Vacía? ¿Si debo decidir, firmar, actuar?

—Entonces actúa, sí…
Pero hazlo con la consciencia de que la tierra misma —que también siente— está en un suspiro.
No es tanto lo que haces, sino cómo lo haces.
Desde la prisa o desde el alma.
Desde el miedo o desde la sintonía.

—Empiezo a entender, maestro…
¿Puedo sentarme junto a usted hoy, y simplemente callar?

—Siempre.
Bajo la Luna Vacía, el silencio no es vacío.
Es presencia poderosa, sí sentida. Evita empujar la vida hoy.. mejor bien fluye con ella.!!

 

Guillermo G González 
Astrologia Psicológica – Terapia Floral 
Tel:+5511 999926642